En los pasillos

Con relativa frecuencia veo y escucho las declaraciones cotidianas de nuestros líderes políticos y empresariales. Noto, como detalle generalmente inadvertido, que la mayoría de sus pronunciamientos se producen en pasillos.

Esa costumbre no discrimina el rigor, la trascendencia ni la pertinencia de los temas. Generalmente son reacciones a abordamientos apretujados y repentistas de la prensa. Las respuestas suelen ser destempladas, vagas y mecánicas. Parece que la idea es declarar por declarar, o ganar mención pública.

Con una copa de vino en una recepción, en medio del bullicio de una feria o en el recio ambiente de una inauguración se ven los hombres que dirigen el Estado y la economía improvisando soluciones a problemas serios. Y no es que deban ser inaccesibles a la prensa; es que cada tema tiene su momento, escenario y discurso. Los temas de relieve e interés públicos se tratan en ruedas de prensa convocadas para anunciar posiciones y decisiones institucionales derivadas de deliberaciones, estudios o conclusiones y no como pareceres sueltos de funcionarios muchas veces ávidos de nombradías.

En los pasillos, el liderazgo público y privado ha hablado de todo: salarios, endeudamiento externo, presupuesto, gasto público, política fiscal, corrupción, seguridad ciudadana y fronteriza; sin embargo, para citar algunos casos, apenas se conocen las sombras de sus intenciones en las ya caducas reforma fiscal y alza salarial. No dudo que si el país fuera una potencia nuclear el presidente anunciaría la guerra de Armagedón desde la tarima navideña de Telemicro.

Los pasillos, como corredores de paso, proponen prisa e irreflexión. En nuestro medio son, sin embargo, tribunas de la improvisación de funcionarios fantoches, esos que además de hacer del cargo su propia hacienda convierten la gestión pública en una ocupación frívola y deportiva. Recuerdo al periodista francés Paul Masson cuando dijo: “los funcionarios son como los libros de una biblioteca: los situados en los lugares más altos suelen ser los más inútiles”.

(edición núm. 364, junio 2017)

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