gaceta judicial, revista juridica dominicana
inicio » editorial
Secciones de Gaceta Judicial
Inicio
Editorial
Agenda
Buzón Judicial
Ideas y Noticias
Actualidad
Columnas
Otros temas
Diplomados Juridicos
responsabilidad civil
diplomado ley 141-15
diplomado derecho administrativo
Libreria Judicial en Republica Dominicana
Libreria Juridica en la Republica Dominicana
El lenguaje de la Constitución dominicana
Diccionario del español dominicano
Derecho Notarial - Teoría – Práctica – Legislación Fiscal
Leyes y Normas para la Práctica Notarial
Constitution of the Dominican Republic - Translated from the spanish by Fabio J. Guzmán Ariza
Ley No. 479-08 sobre Sociedades Comerciales y Empresas individuales de Responsabilidad Limitada modificada por la Ley No. 31-11
Patentes: Introducción para abogados y empresarios
El Procedimiento en Defecto en Materia Civil y Comercial después de las Reformas de la Ley 845 de 1978
Nueva Constitución
de la República Dominicana
Ley 108-05 Registro Inmobiliario
Ley 5038 sobre Condominios y su Formulario
Modelos para la Práctica Societaria
Legislación sobre Propiedad Intelectual
Manual de Derecho
de Autor Dominicano
Memorias de un Abogado de Pueblo
La Acción Penal
editorial - ¡Je vends ma nationalité!  

Hasta que el Tribunal Constitucional lo revelara, ignoraba que la nacionalidad dominicana conservara algún valor.

Esa bendita sentencia le puso precio a una nacionalidad de muy baja estima aun para sus ciudadanos; tanto que ya entramos en la categoría de Estados xenófobos y racistas del mundo. Pensaba que esos atributos le eran imputables a naciones ricas. Estoy resuelto a abandonar mis complejos y a ostentar sin titubeos el pasaporte que antes metía en los recodos más guardados de la vergüenza.

Esta virtuosa sentencia ha desempolvado un desvencijado patriotismo que ya convoca, en nombre de una “soberanía” ilusa, a un escuadrón de furibundos defensores. Pero también ha volcado medio mundo hacia este punto insular para reclamarle al Estado la nacionalidad “arrebatada” a muchos que despertaron apátridas de sus camas y tumbas.

La nacionalidad dominicana vale oro después de siglos en el mercado de la bagatela, gracias a la soberana decisión de estos ilustres letrados. Llegó el momento de venderla, inmejorable decisión financiera. Por encima de los patrioteros, del Tea Party, del Opus Dei, del Cardenal, de Martelly, del CARICOM, de la ONU y de la Comisión de Derechos Humanos, la vendo. La ofrezco a buen precio para aquellos despojados que quieren evitarse el trance de la “regularización” de la Junta Central Electoral.

Que no vengan con sensiblerías patrióticas, increpaciones civilistas ni bochornos moralistas. La vendo porque la vendo. Aun más dignamente que aquellos buenos dominicanos que la remataron a precio de fraude para abultar votos con olor haitiano o para importar mano de obra vil en confinamientos esclavistas azucareros, o los que con su indulgencia, complicidad o corrupción prostituyeron históricamente la solemnidad del registro civil para validar trampas, fraudes y fullerías.

¿Hasta dónde llega la responsabilidad de un Estado institucionalmente malogrado y con una política migratoria débil, vulnerable e indulgente para, en nombre de su “soberanía”, revertir una situación centenaria parida, en parte, de sus propias quiebras? ¿Cómo legitimar su falta? En ese contexto hasta al Estado habría que privarle de la nacionalidad dominicana. ¿Puede el derecho imponerse a la justicia o la condición política a la humana? Ese pasivo social debe cargarlo el Estado dominicano, dimensión fríamente soslayada por una sentencia abstracta e insensible.

Hoy la nación está dividida en dos bandos, los patriotas y los entreguistas. En medio de ellos un aluvión de constitucionalistas empíricos defecando las teorías más correteadas de las vísceras intestinales. Mientras ese debate agota sus contadas novedades, oferto al pregón mi dominicanidad a cualquier haitiano a quien le vendieron la ilusión de ser dominicano. Y yo no estafo.


Escriba al editor:taveras@fermintaveras.com; contacto@gacetajudicial.com.do


editoriales
Carnaval electoral
 
Corrupción
 
El coyote dominicano
 
Cuba
 
¿Dinero para qué?
 
Frankenstein: abogado del lavado
 
Adiós al 2014
 
Haití: nuestra migraña
 
Otra visión legislativa
 
La chicunguña económica
 
Verdad secuestrada
 
¿Gobierno feudal?
 
El populismo del antipopulismo
 
La biología política
 
Crítica proverbial
 
La competitividad: ¿cursilería empresarial?
 
Mi Policía
 
Si fuera valiente…
 
El peledeísmo inside
 
Una sociedad soñolienta
 
¡Je vends ma nationalité!
 
Tecnología social: el mercado de los sensores
 
A don José Luis Corripio
 
Juicio a la Justicia
 
Cuidadito Danilito…
 
Oda a la mierda
 
A esa fiesta no voy
 
Duarte en tiempos de mambo
 
Ayudemos a don Mariano
 
Cada quien a su silla
 
¡Bien, Presidente!
 
Esa cosa llamada PRD
 
La legitimación de Danilo
 
¡Ay, Danilo!
 
Suerte, Leonel
 
Los aburridos clichés
 
Loco Editorial
 
Apagón de objetividad
 
Los bostezos de Hotoniel
 
El derecho al rumor
 
Vientos de cambio
 
El narcojueguito
 
¿Somos suizos?
 
Thesaurus Café
 
Cuando la sangre manche los apellidos
 
Horror o hastío: los verdaderos candidatos
 
Ese es mi Ferrari ¿y qué?...
 
Leonel: alfombras rojas para una despedida
 
Empresa y educación
 
Los héroes de cartón
 
La parábola del Olimpo
 
No juguemos con eso
 
xxx
 
Crimen lácteo
 
En nombre de la constitución, yo aspiro… ¿y tú?
 
La muerte de mi padre
 
Lo sentimos, pero no vamos a cambiar
 
Estúpidos, no molesten al presidente
 
Epitafio electoral
 
¡Exclusiva!: lista de empresarios socios de Figueroa
 
Ojo a la reforma procesal civil
 
Entre gatas y batatas
 
Leonel: ¿gobernante o presidente?
 
A ritmo social
 
En nombre del narco
 
¡Qué pena!
 
Quisiera ser dominicano
 
¡Coño!
 
Siguenos en Facebook
Siguenos en Twitter
Edición 349 Febrero 16
funcion, importancia y estudio de la jurisprudencia
Edición 348 Enero 16
funcion, importancia y estudio de la jurisprudencia

Edición 347 Noviembre 15
la controversia sobre la nueva ley del notariado

Para Suscripciones
Tel.: 809-540-3455
Tel.:809-540-3014
contacto@gacetajudicial.com.do

servicio de correcion de estilo
 
Ir a la Pagina del Colegio de Abogados de la Republica Dominicana
 
adopi


Suscríbete ya: Telfs.: 809-540-3455 | 809-540-3014.
Calle Pablo Casals #12, Edif. Guzmán Ariza, 2º piso, Ensanche Serrallés, Santo Domingo, D. N.
Email: contacto@gacetajudicial.com.do